viernes, 9 de noviembre de 2007

Cambio climático en Uruguay

PREVENIR ANTES QUE LAMENTAR

por Víctor L Bacchetta
Semanario Brecha - Uruguay- 9/11/07

Nuestro país es muy vulnerable a las alteraciones emergentes del calentamiento del planeta. Y su capacidad de adaptación y reducción del impacto del cambio climático pende sobre todo de definiciones políticas internas y de la reacción de la sociedad civil.

Uruguay recién está empezando a creer en el cambio climático, aunque el impacto de esta transformación llegó para quedarse. Pérdida de playas y ecosistemas costeros exteriores e interiores (en particular, el río Santa Lucía y bañados), aumento de sequías e inundaciones, pérdidas de bienes personales y de la producción agrícola y ganadera, menor productividad en algunos cultivos (arroz, trigo, cebada) y aumento en otros, evacuación de poblaciones, exceso de calor, nuevas enfermedades y vectores (dengue, rabia), son algunas manifestaciones del proceso en curso.
Hasta mayo de este año, cuando los desbordes del Río Negro y sus afluentes superaron las marcas históricas de las inundaciones de 1959, los planes de emergencia sólo preveían inclemencias localizadas y esporádicas. Con 12 mil evacuados, unas 3.600 edificaciones afectadas(150 destruidas) y pérdidas importantes en la producción agrícola,Uruguay figuró en los reportes oficiales de las Naciones Unidas sobre catástrofes climáticas. En los planes posteriores a las inundaciones, sin embargo, algunos asentamientos serían trasladados, pero la mayoría de los evacuados volvió a sus viviendas originales.

Según el Panel Internacional sobre Cambio Climático (PICC), el grupo de más de dos mil científicos que ha evaluado el fenómeno, "las emisiones pasadas y futuras de dióxido de carbono de origen antropogénico continuarán contribuyendo al calentamiento y al aumento del nivel del mar por más de un milenio, debido a las escalas de tiempo requeridas para remover este gas de la atmósfera". En 2004, cumpliendo sus compromisos internacionales, Uruguay concluyó, tras un amplio proceso de análisis y consulta, el Programa de Medidas Generales para la Mitigación y la Adaptación (Pmegema) al cambio climático.

El Pmegema prevé niveles de acción: medidas de mitigación y adaptación por sectores y multisectoriales. Por mitigación se consideran respuestas dirigidas a reducir la concentración en la atmósfera de los gases de efecto invernadero (GEI) y por adaptación las acciones con el objeto de disminuir la vulnerabilidad de los sistemas ecológicos, sociales y económicos a los riesgos asociados con el cambio climático. El organismo responsable de la implementación del Pmegema es el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA), a través de la Unidad de Cambio Climático (UCC).

PARA PONERSE EN MOVIMIENTO

"La implementación comienza de a poco, Uruguay ha hecho avances muy importantes", dijo a Brecha el ingeniero Luis Santos, coordinador de la UCC desde su creación en 1994, para explicar que la puesta en práctica del Pmegema es un proceso largo y complejo. Afirmar que una medida está siendo ejecutada significa que se aplica en todo el país, pero antes son necesarios estudios y pruebas, además de obtener el financiamiento.

En el plano de la mitigación, el proyecto más adelantado es la captación de metano en los rellenos sanitarios urbanos para producir electricidad. Luego de la prueba piloto exitosa en Maldonado, surge un proyecto en Montevideo y se estudian similares en el Interior, que procuran financiarse en parte con títulos de ahorro de emisiones de carbono. El llamado mecanismo de desarrollo limpio (MDL) permite a gobiernos y empresas privadas de los países industrializados invertir en proyectos de reducción de emisiones en otros países, recibiendo de esta forma certificados que pueden ser contabilizados como parte de sus compromisos de reducción de emisiones de gei por el protocolo de Kyoto.
Otra acción significativa en este plano fue la decisión del gobierno en 2006 de un llamado para la adquisición de 60 megavatios de electricidad generados a partir de energías renovables, 20 a partir de cáscara de arroz y residuos de la forestación, 20 de energía eólica y 20 de minirrepresas hidráulicas, que también usarán el mdl. Aunque se encuentran en una etapa anterior, otro tanto ocurrirá con los combustibles derivados del agro. El Parlamento discute la ley de biocombustibles, que fijará metas en años y porcentajes a incorporar dentro de las naftas. Santos resaltó la importancia de estas medidas para reducir los GEI, en particular en el sector del transporte, que representa casi 50 por ciento de las emisiones del país.
A lo anterior se sumará el primer parque eólico de Uruguay, a ser instalado por UTE en el departamento de Maldonado, con una capacidad de diez megavatios, gracias a un canje de dos años del servicio de la deuda con España, que igualmente se acogerá al MDL.
La parte del Pmegema que recién está comenzando a implementarse es la de adaptación. "Esto no es casualidad, a nivel internacional sucede lo mismo. Las medidas de adaptación son bastante costosas y los países en desarrollo estamos un poco solos. Además, los países más pobres o con menos recursos son los más vulnerables y el costo de las medidas de adaptación es mucho mayor", asegura el director de la UCC.
Los avances en este aspecto se dan en la agricultura, en los sectores de pasturas y cultivos de arroz. El Departamento de Meteorología definió las previsiones de lluvias y temperaturas, que fueron transferidas al INIA para elaborar modelos de impacto, a partir de los cuales surgirán las medidas de adaptación. Otra área es la de los recursos costeros, en donde se gestiona una financiación del exterior para acciones piloto de protección de la biodiversidad. Aunque este proyecto tiene un componente relacionado con la población, resta desarrollar todo lo vinculado con los asentamientos humanos. "Son temas muy nuevos, no la gestión integrada ni las inundaciones, que conocemos hace tiempo, pero sí cómo se incorpora el concepto de cambio climático. Lo importante es seguir profundizando las medidas e incorporar a los distintos sectores", concluyó Santos.

DESDE LAS ONG Y LA ACADEMIA

"Nuestro problema no es cómo vamos a reducir las emisiones, porque comparativamente casi no tenemos emisiones. El problema es cómo vamos a resistir el cambio climático. Para esto hay que preparar a la sociedad para las pérdidas de producción agropecuaria por sequías e inundaciones, para perder playas y humedales, para aguantar la expansión del dengue, para recibir la ola de refugiados ambientales que se nos viene", dijo a Brecha el sociólogo Gerardo Honty, investigador de temas de energía y cambio climático y secretario ejecutivo del Centro Uruguayo en Tecnologías Apropiadas (CEUTA).
Y agrega: "El Frente Amplio no ha opinado sobre estos temas. A nivel del gobierno, lo que hace la Unidad de Cambio Climático no parece responder a lineamientos políticos, más bien sigue la línea trazada desde su creación, que busca mantener un equilibrio entre lo que los fondos internacionales ofrecen y lo que es necesario para el país. Recordemos que la UCC no recibe un solo céntimo del Estado (sólo paga el sueldo del coordinador), y todo lo demás, incluyendo a los funcionarios, se mantiene por medio de los proyectos de cooperación,básicamente del Fondo para el Medio Ambiente Mundial".
Aparte de lo que se hace desde el CEUTA, sólo el Centro Latinoamericano de Ecología Social (CLAES) y la organización Amigos del Viento realizan en el país un seguimiento del cambio climático."La sociedad civil sigue pensando que este es un tema para el futuro y que hay que enseñarles a los niños de la escuela a usar lámparas de bajo consumo", afirma Honty, quien además señala que la UCC ha sido de las oficinas del Estado más abierta a la participación de todos los sectores y organizaciones.
El oceanógrafo Gustavo Nagy (quien cobró recientemente notoriedad al ser premiado en octubre pasado con el Nobel de la paz de 2007 por su participación en el PICC) considera que en Uruguay todavía hay mucho por hacer, sobre todo en su área, la investigación científica de la adaptación al cambio climático. Y lo ilustra con su experiencia personal: "Ni la Universidad ni el gobierno se dieron por enterados hasta ahora de que yo estaba en el PICC. Acá hay una libertad total de trabajo, lo cual es positivo. Se genera un ambiente en donde se estimula la diversidad, la riqueza, pero se da palo cuando la diversidad emerge demasiado".
El científico coincide con Honty en que casi no existe en las autoridades una percepción sobre la gravedad del problema, las necesidades de la adaptación, inclusive desde un punto de vista estrictamente económico, en tanto la prevención evita costos mayores que esperar simplemente los impactos. Nagy concluye:"La idea central es que el que baja sus vulnerabilidades y trata de adaptarse a todo tipo de emergencias climáticas está mejor preparado para todo tipo de contingencia, incluyendo el cambio climático".

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